Transición. Deseo. Pérdida.

David Moragas, residente de la 4a edición de la Residència de Guions, define así su proyecto Tardor. Hablamos con él FUERA DE GUION

Guionista, director y escritor. Actualmente, combina el ecosistema artístico de la dirección y la escritura con el de la docencia universitaria. Su salto al cine llegó con A Stormy Night, la cual pasó por varios festivales como el D’A —siendo escogida para clausurar el certamen—, el Festival de Málaga o L’ Alternativa. Más adelante, presentó el cortometraje Demà ho deixem, premiado en el D’A y en el VOC de Òmnium Cultural, y que recorrió festivales como el BFI Flare: London LGBTQIA+ Film Festival, Palm Springs y Raindance. Un Altre Home es su nuevo largometraje, que llegará a los cines este año.

Además de cultivar su carrera cinematográfica, también ha ido abriéndose camino en el mundo literario, publicando en 2024 de la mano de Penguin Random House su primera novela Fervor.

¿Cómo surge Tardor? ¿Qué o quién es el detonante?

Tardor parte de una reflexión sobre cuestiones que hoy ocupan la agenda mediática y el discurso social, como son las relaciones de poder, las diferencias generacionales, la fragilidad de los límites entre la ética y el deseo. El cine me permite abordarlo desde una mirada íntima y crítica, alejada del eslogan o la consigna, y poner el foco en las contradicciones y la complejidad de las emociones. Me interesa observar a estos personajes, filmar una intimidad para invitar al espectador a formar parte de ella, y generar un espacio de diálogo.

Tres palabras (se admite cualquier categoría gramatical) que definan Tardor.

Transición. Deseo. Pérdida.

Referentes que hagan crecer tu guion.

Mis referentes abarcan tanto la intimidad y la introspección como la manera en que el cine documenta y acompaña la vida cotidiana: directoras como Chantal Akerman o Claire Denis, que observan la fragilidad y la tensión en las relaciones humanas; Kelly Reichardt, con su mirada sutil sobre el paso del tiempo y las transiciones vitales; o Haneke y su capacidad de explorar las relaciones humanas con rigor y complejidad.

¿Cuál es la metodología que utilizas en tu proceso creativo?

Durante el proceso creativo, intento navegar entre dos polos: por un lado, el pensamiento vertical, riguroso y estructurado, lleno de normas de guion, estructura, la escaleta como punto de referencia…; por otro, el pensamiento horizontal, libre y exploratorio, que me permite perderme en asociaciones, probar caminos inesperados y seguir la intuición. Es en este espacio intermedio, donde el orden y el flujo coexisten, que el proyecto comienza a respirar y a encontrar su identidad. Cada historia te explica cómo quiere ser escrita (lamentablemente, es al final del proceso creativo cuando por fin has comprendido la mejor metodología para llevarla a cabo).

Completa la frase: Para escribir guion es indispensable…

Observar el mundo y a los demás con empatía, y dejarse inspirar tanto por la propia intuición como por el diálogo y la comunidad con quienes compartes el proceso creativo (amigos, tutores o, en este caso, los otros residentes).

¿Cuál es tu peor dolor de cabeza durante el proceso de escritura?

El proceso de escritura exige, inevitablemente, un diálogo constante con el mundo. El contexto sociohistórico actual (observando cómo avanza el fascismo, la realidad factual de un genocidio o la catástrofe climática) ciertamente pone a prueba el deseo de crear y proponer otras ficciones. Especialmente, cuando parten de una voluntad de resistencia, de luz y de transformación.

¿Qué ingredientes son esenciales para la elaboración de un buen guion?

Pienso que un buen guion parte de la curiosidad y la empatía: curiosidad por comprender a los personajes y el mundo que los rodea, y empatía para estudiarlos sin juicios condicionados o reduccionistas. Añadiría también la paciencia de dejar que la historia respire y evolucione, y el valor de confrontarnos con preguntas que no tengan una sola resolución.

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